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Mi nombre no es de interés para este sitio, así que me haré llamar Lucas.

Soy un hombre, adulto mayor, abiertamente gay que desde pequeño sentía atracción a los hombres. Desde muy chico estaba seguro de mi sexualidad, así que no sufrí por burlas que afectaran mi personalidad. Gracias a Ángel, mi mejor amigo de la infancia, él me enseñó la manera de burlarme de mi mismo y con esa actitud se pararon las burlas. Él fue un buen amigo (que en paz descanse), juntos conocimos más sobre nuestra sexualidad por lo que luego comprendí que yo soy semejanza de Dios Todopoderoso y él no hace imperfecciones.

Siempre quise vivir fuera de mi país, así que en 1981 llegué a los Estados Unidos, y es aquí donde enfrenté mi etapa viviendo con VIH. Sé exactamente cuándo adquirí el virus, un 14 de febrero del 2001; a pesar de conocer sobre la epidemia del VIH en ese momento, yo entré al mundo de la epidemia del VIH-SIDA. Justo durante el terremoto del 28 de febrero de ése año en Seattle, yo me encontraba postrado en mi cama debilitado, es allí en donde comencé a dudar de mi estatus, por lo que acudí a mi doctor.

Después de hacerme la prueba, mi doctor muy consternado me comentó que a la sala en donde estaba vendrían otros profesionales de la salud, como una manejadora de casos, un farmacéutico, un psicólogo y otros como apoyo en caso de crisis. Era claro para mí comprender que mi diagnóstico era POSITIVO, así que le dije a mi doctor que ya lo presentía. Le pedí que me hiciera una segunda prueba para ponerme inmediatamente en tratamiento con antirretrovirales. En ése momento, no existía tratamiento para personas con CD4 superior a 200/mm³, así que tuve que espera y caer hasta los 16 CD4 por mm³ para poder comenzar mi tratamiento. Luego, con medicamentos ingeridos en los últimos meses del 2001, logré ser INDETECTABLE y lo sigo siendo hasta el día de hoy.

Siempre he tenido un espíritu lleno de esperanza. Cuando me diagnosticaron VIH POSITIVO dije: “Voy a luchar por mi vida” y eso es lo que he estado haciendo hasta el momento. No culpo a la persona que me infectó, cada quién es responsable de sus propios actos.

Le agradezco a Dios el hecho de que se haya cambiado el protocolo para personas con carga viral de más de 200 CD4 por mm³. Ahora, si eres positivo y con más de 200 CD4, puedes comenzar tu tratamiento.

Gracias a la vida, que me ha dado tanto.

Lucas